Adorando los fuegos, el fuego

No alcanza hablar de neo jazz ni de psicodelias variadas, tampoco alcanzaría reforzar cualquier noción habitual subrayando su espíritu experimental, con Flamagra, un álbum adorador del fuego, Flying Lotus se constituye a sí mismo como un género a habitar dentro del afrofuturismo y se consolida como el gran anfitrión que es, cualidad que -gracias a su ya más que reconocida y festejada capacidad de productor y selector- no sorprende, pero siempre es un placer ver como la refuerza con sensibilidad y afecto por el detalle.

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El arte del disco es obra de Winston Hacking

La perla fundacional de este álbum se traduce en el alto protagonismo de David Lynch, quien, además de haber inspirado con un cuento la obra, participa del video de Fire is coming, el tema que comparten. Esta colaboración no es menor, bautiza esta apertura en la que su ser musical transmuta de tal manera que se compone más cinematográficamente que melódica, y ya no a la inversa u ocasionalmente. Lo que ocurre es que, por momentos, esta nueva forma de poner a dialogar los miles de pasajes y recortes rítmicos satura y agobia porque están cargados de narrativa, esto genera una escucha por momentos difícil hasta que por fin aparecen los paréntesis que liberan y refrescan. Esos paréntesis son hermosos climas funk y de jazz que reivindican la brillantez de FlyLo, una brillantez barroca que se desarrolla a través de las piezas con cierta confusión, pero en el relato total sigue siendo balsámica.

Esta fue la primera vez que se demoró tanto en un lanzamiento personal, así que fue un disco esperado. La ansiedad fue potenciada porque en el mientras tanto lo vimos hacer historia con Kendrick Lamar, Kamasi Washington y, entre otros más, con Thundercat, quien se suma a Flamagra en la sensual The Climb, un bocado de espiritualidad y sonido setentista. Otro de los invitados es Anderson Paak, con quien se une para encender los deseos de More. Para Land Of Honey se luce con Solange, que nos bendice con su registros vocales y suelta los «Aleluya» necesarios para dejarnos suaves y listos hacia la pista siguiente, en la que FlyLo durante poco más de un minuto lleva a lo alto la memoria de su amigo Mac Miller con Thank U Malcolm, una danza de sonidos angelicales y tormentosos. La selección de invitados es realmente conceptual y ponderosa, hay un aporte a través de cada uno de ellos que sostiene el trasfondo renacentista de la obra en su sentido más visceral, y es lógico, porque cada uno de los elegidos alimenta este ideario en sus proyectos; la lista se completa con Shabazz Palaces, Denzel Curry, Tierra Whack, George Clinton, Little Dragon y Toro Y Moi.

Con una narrativa profunda y extrema, una apuesta incómoda y sugerente, Flying Lotus, que siempre fue más rápido que el resto, con estas llamas funde y empuja al afrofuturismo a otro molde, y en ese movimiento también nos empuja a nosotros a desconfigurar (aún más) nuestras maneras de escucha, pero, sobre todo, a desconfigurar la percepción y/o lectura que hacemos de lo que escuchamos. En definitiva, como toda incomodidad, Flamagra revela desesperantes signos vitales y cumple su misión. Por algo, cuando le preguntaron a Jean Cocteau qué salvaría de un incendio respondió «lo único que salvaría es el fuego».

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