Parte del capítulo Volver a ser Negros del libro
Por qué escuchamos a Tupac Shakur, de Bárbara Pistoia (Gourmet Musical, 2019)
Más info sobre el libro:
https://linktr.ee/porqueescuchamosatupacshakur
Foto de portada Chi Modu
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“En los barrios marginales no existe eso de ‘tu abuelo hizo tal cosa, tu padre la continuó, esta es tu herencia’ y esas cosas que hacen a una dinastía familiar. En vez de continuar un imperio tenemos que levantar uno desde cero. Porque si no lo hacés vas a pasarla realmente mal el resto de tu vida. Y hablo de barrios marginales porque eso son, están al margen, olvidados, nadie los mira. La única herencia posible para nosotros es la cultural. Lo único que podemos dejar es música, dignidad y determinación”, decía Tupac para su primera entrevista solista con MTV en 1992. La nota se realizó en agosto de ese año en el estudio donde estaba grabando su participación para un disco que saldría en Navidad a beneficio de las Olimpíadas Especiales; finalmente, por problemas legales, el álbum salió sin su canción y la entrevista nunca se emitió.
El tema con el que Tupac iba a ser de la partida era Ghetto Gospel, incluido en Loyal to the Game, disco póstumo lanzado en diciembre de 2004, que contó con Eminem entre los productores y salió por la discográfica Amaru Entertainment. Este álbum tiene temas inéditos que se habían quedado en el camino entre sus primeros dos discos y cuenta con varios invitados, pero también es uno de los peores discos póstumos, donde la identidad de Tupac queda bastante licuada, por eso es especialmente interesante rescatar esta canción y ubicarla en el año de su grabación.

Tupac ilustrado por Eminem para Afeni Shakur
Loyal to the Game provoca un escenario impensado, al menos a priori: Tupac haciendo dúo con Elton John. Poniéndole la voz a algunos versos de su Indian Sunset (1971), el aporte del músico inglés a Ghetto Gospel es potente, no solo en lírica, también vocalmente, pero sobre todo, y por la intimidad de las dos canciones, tiene potencia emocional: “A quien desea seguirme le doy la bienvenida con mis manos. El sol rojo se hunde al fin en las colinas para darle paz a este joven guerrero sin el sonido de las armas”.
En su versión original, Sir John nos cantaba “y la paz para este joven guerrero viene con una herida de bala”: la muerte es la única manera en la que el hombre nativo pudo conseguir la paz frente al avance del hombre blanco.
Tupac plantea, en tanto, que por más que los escenarios sean diferentes sigue habiendo “otra forma de esclavitud”, y ese verso en el medio de esta letra es un eslabón fundamental en la lectura que hacía del mundo en aquella primera mitad de los años noventa, una visión que comienza a instalarse en nuestra actualidad: estamos en guerra, pero las guerras son diferentes a lo que eran. Por eso también son otras las formas, con nuevos dispositivos y diferentes aliados, de persecución y estigmatización, generando enfrentamientos que profundizan las desigualdades y llevan al mismo final trágico a quienes quieran defenderse o romper los relatos preestablecidos, pero sumándole el peor escenario posible: el de la matanza entre pares a niveles nunca vistos, una matanza legitimada por medidas políticas que la alimentan o la ignoran, que sería otra forma de alimentarla.
Algo que solía hacer para explicar “las nuevas guerras” y la indiferencia frente a ellas era tomar como ejemplo la “espectacularización” de Vietnam que hizo Estados Unidos, y como de esa manera forzó a la sociedad a quedar en una posición de espectadores frente a la realidad. Siendo uno un espectador queda, entonces, como un sujeto pasivo frente a un espectáculo, incluso si pudiéramos tener algún tipo de participación seguiríamos estando pasivos: nuestros movimientos son ilusorios, no son independientes, están guionados por otro porque estamos participando del espectáculo de otro, subiéndonos a “su” escenario. Una sociedad, entonces, acostumbrada al espectáculo y a ser espectadora ya no podría pensar en otra forma de guerra que no fuera la que ve por televisión o en películas; sin embargo, Tupac plantea que se está en guerra constante a partir de la falta de justicia social, y la única manera que tienen los gobiernos de sostener esa no justicia social es a través de la violencia institucional. Son guerras estatales que se suceden en nuestra cara, en la puerta de nuestra casa, puertas adentro de nuestra casa (violencias domésticas, de género, adicciones, la distracción y manipulación que ejercen los medios que consumimos, el no diálogo familiar, etc.). Están ahí en lo micro y no las vemos, o no las vemos como tales, lo que no nos permite enfrentarlas de manera real.
Cada vez que hacía referencia a estas “nuevas guerras” nos llamaba a todos soldados, y tomaba a los que celebran una “no posición” como aliados naturales de “los poderosos”. Por eso veía necesario volver a la calle, donde está la verdad, una verdad de un mundo cambiante y veloz, que exige una mirada profunda y renovada frente al mismo drama de siempre, pero ahora con una sociedad absolutamente dispersa.
Sin escatimar argumentos y envalentonando su aliento en cada acusación, identificaba como el gran responsable de este escenario a los Estados Unidos. Y en aquella nota a MTV de 1992 identifica un nombre y un apellido dándole cara y cuerpo a la noción de ese imperio blanco supremacista, imperialista, a ese ideario americano: Donald Trump, el sujeto que avanza y arrasa con todo lo que encuentra para acrecentar y potenciar riqueza y poder propios.
Ver cómo aquel hombre nativo del Elton John de 1971 vuelve a nacer y a morir en ese joven guerrero de Ghetto Gospel es por demás simbólico. “Todos los hombres buenos que han muerto por nada”, se lamenta Shakur en sus versos, y cita a Malcolm X y Bobby Hutton, el primer integrante del partido Pantera Negra asesinado por la Policía, respondiendo a sus propias raíces. Sin embargo, otra constante de Pac es el distanciamiento respecto de las acciones de los referentes afroamericanos históricos, con algunos por conceptos de base y con otros por una cuestión de temporalidad.
Uno de sus primeros discursos públicos fue ese mismo año en el que Ghetto Gospel quedaba afuera del disco navideño. Invitado por el Malcolm X Grassroots Movement para festejar la historia de los movimientos afroamericanos, llegó al festival en Atlanta vestido de rojo deportivo, con una gorra al costado, se paró frente a todos y empezó sorprendiendo con un pedido de paz para su madre: “Ella no está ahora acá, pero si yo estoy acá ahora es por ella”.
Presentado como “un revolucionario de segunda generación”, le agradeció a su madre por el momento en el que eligió quedarse con él y su hermana para enseñarles a pensar. “Se dio cuenta de que ya no iba la revolución armada por las calles porque el único resultado era que terminaban todos presos y muertos. Esa historia nuestra no nos llevó a nada, es momento de que se den cuenta. Me invitan a celebrar el Mes de la Historia Negra, pero la verdad es que no hay nada que celebrar, no nos llegó todavía el momento de relajarnos. La cosa sigue siendo igual de mierda que cuando ustedes eran jóvenes”, desafió a los presentes.
Ghetto Gospel fue el segundo single de Loyal to the Game y fue acompañado por un video en el que se muestra el contraste entre un joven negro con su familia y la vida en la calle del barrio atravesada por la marginalidad y las drogas. El protagonista del video termina asesinado.
Los versos de Shakur dicen “Si se te llenan los ojos de lágrimas mirando este mundo oscuro, cuando te los limpies podrás verme claramente y no vas a tener que sentir miedo por mí. Tomate el tiempo de escucharme, tal vez podamos animarnos porque no se trata de negro o blanco, lo cierto es que somos humanos”, y antes de finalizar le pregunta a Dios si lo escucha “para pagar el precio de estar destinado al infierno”. Pero el video tiene un mensaje más y lleva la firma de su madre: “Recuerda mantenerte vivo, no hay nada más importante que eso”.

Tupac abrazando a Afeni
Esa idea fue fundamental para Tupac mientras cumplía su condena en el Clinton Correctional. En una de sus visitas ella le pidió que no dejara de leer, que buscara la manera de conectar con su creatividad, porque justamente lo que estaban buscando era “la muerte de su espíritu, de su sensibilidad, de su visión, la desconexión con su ser”. Cuenta Pac que a partir de esa visita es que comienza una nueva manera de pasar los días en la prisión, que hasta ese momento habían sido traumáticos, depresivos, desesperantes y, claro, con abstinencia de marihuana.
Más allá de ese guiño íntimo y personal que esconde ese cierre del video, y porque es inevitable no tomar en cuenta la propia historia de Afeni, no se puede no hacer la lectura desde ese lugar común tan bien expresado en la frase del escritor francés Constantin François de Chasseboeuf “las ideas no se matan”, por lo que otra forma de mantenerse vivo es a partir de compartir los pensamientos, de hacerlos circular y de ponerlos en acción, porque, justamente, que las ideas no se maten no significa que estén vivas por sí mismas. Ni siquiera nosotros nos mantenemos vivos por el simple hecho de existir; lo vivo, entonces, se alimenta, se mueve, se transforma.
Volviendo al encuentro en Atlanta, ese fue el reclamo crucial que le hizo Tupac a todos los presentes animándolos a mantenerse vivos: era momento de volver a las calles, pero a las calles del presente para verlas con ojos necesariamente nuevos. Dijo: “Mi madre viajó por todo el país llevando el mensaje de Pantera Negra, se movilizó por todos y cada uno de nosotros cuando la mayoría de las mujeres todavía tenían miedo de movilizarse. Ahora tengo que verla luchar contra las drogas y nadie se moviliza por mi madre. Así que todo esto de celebrar la historia de los movimientos lo tomo a la ligera porque es hora de hablar en serio, es hora de hacer algo por la juventud y de ver que estamos en un mundo diferente al de ustedes. Ya no son los años sesenta. Todos nosotros nacimos a.C., ¿cómo es eso? Sí, todos nosotros nacimos antes del Crack, ahora hay que cuidar a las madres que cayeron en el crack, es una forma de cuidar a sus hijos, tenemos que cuidar a nuestros hijos del crack y a los hijos de los otros”.
La relación de Tupac con Afeni es prácticamente imposible de traer al papel, roza lo místico, y basta contemplar el vínculo que ambos tenían a partir de los tantos registros que hay, pero –para ser más terrenal– también es difícil de pensarla por fuera de lo que fue su concepción, su nacimiento, el significado de la maternidad en los años de la revolución Pantera y lo que la maternidad implica en la familia negra.
Mientras tanto, hay dos referencias valiosas entre todas las que Tupac hace a estos años de Afeni siendo arrasada por el crack que importa rescatar. Son dos poemas de su adolescencia. Uno es When Ure Hero Falls: 4 My Hero, My Mother: “Cuando tu Héroe pierde la gracia/ todos los cuentos de hadas quedan al descubierto/ se revelan los mitos y el dolor se magnifica/ […] Me enseñaste a ser fuerte/ y ahora estoy tan confundido de verte tan débil/ Me dijiste ‘nunca te rindas’/ y duele verte dándole la bienvenida a la derrota/ Cuando tu Héroe cae también lo hacen las estrellas/ la percepción que tenés de un mañana/ […] Qué hacer/ cuando tu único Héroe cae?”. Y el otro es U R Ripping Us Apart!!! (Dedicated 2 Crack), en donde hace referencia, además, a la relación que mantenían también con su hermana Set: “Antes de que llegaras el triángulo nunca se había roto/ estábamos unidos y fusionados como uno/ […] La peor sensación de impotencia/ el mayor dolor está tomando mi corazón/ […] Derrotaste a mi Héroe/ y ahora ¿qué puedo hacer?/ Mirá cómo nos estás destrozando/ cómo se destroza nuestro amor a través tuyo/ Sé que sos lo peor acá/ lo siento en mi corazón/ te metiste en la comunidad/ estás destrozándonos”.

Afeni hablando a la multitud en el marco de las convocatorias por la liberación de los 21 Panteras de NY (Panther 21)
Definitivamente el crack estaba en su agenda; aunque su madre para el momento del discurso en Atlanta ya venía sosteniendo etapas de contención, a lo largo de esos años él había perdido familiares, amigos y conocidos, no solo por el consumo del crack, también por los diferentes conflictos que surgen a partir de la venta de drogas, el entramado de pandillas y la Policía haciendo de las suyas, “usando y descartando” negros de acuerdo a sus propios intereses.
Faltaban varios años, tantos que Tupac no llegó a verlo, para que Rick “Freeway” Ross, uno de los principales narcotraficantes del crack, admitiera en su biografía que la CIA fue su principal aliada para poder desarrollar el negocio que tomaría por completo los guetos de los Estados Unidos.
La vida en la calle es mucho más que una tentación para ganar dinero, es prácticamente un destino inevitable en las comunidades negras y latinas. El estallido del crack está íntimamente ligado al pasado de la mayoría de los raperos, dado que era fácil encontrar en la nueva droga un negocio rentable a mayor número y velocidad de lo que la marihuana y la heroína ofrecían. La velocidad de la mejoría económica no era más que un termómetro de los efectos del crack: intensos y de alto impacto psíquico, pero de muy corta duración, además, altamente adictivo, superior a cualquiera de las otras drogas a las que, por lo general, en los barrios más vulnerables podían acceder. La maquinaria era perfecta y el plan perfeccionaba el escenario político devastador para esas minorías, llegando a donde la heroína no había llegado.
No alcanzando la violencia institucional ni la indiferencia política y social, el crack llegaba como esa bala blanca que mataba al indio en nombre de la soñada civilización americana, con el plus trágico que el tiro final, en este escenario, se lo estaban dando los propios negros: culpabilización y autoincriminación mientras se matan entre ellos por sus propios consumos.
Así, con la carga de su propia historia personal, su exposición en Atlanta terminaba de esta manera: “Crack, grábenselo, crack, eso es lo que está ahí afuera pasando ahora mismo con nuestras mujeres y niños, con nuestra juventud. En ser universitarios e ilustres, en seguir los sueños que impulsa la América blanca se olvidaron de los afroamericanos, de las cárceles llenas de negros, de las calles atestadas de vendedores de droga y de las prostitutas allá afuera solas siendo víctimas de todo lo que sucede en la calle. Sin oportunidades y vendiendo drogas, ignorando esa realidad, es que se rompen las familias. Sí, podría venir a hablar de todo lo que nos hacen los blancos, pero como negros también nos estamos haciendo cosas. Tenemos que encontrar un nuevo afroamericano en nosotros, pero para eso tenemos que volver a ser negros. Estamos dejando que los medios y los sueños blancos nos aíslen, y no es ese el camino, tenemos que ser un nosotros, todos juntos, recuérdenlo. Los jóvenes negros son el futuro, las jóvenes negras son el futuro. El futuro, entonces, será lo que cada uno ponga hoy. Así que, si hoy no hacen nada, no se enojen después cuando explotemos. Y por favor, mis palabras no pueden ofenderlos más de lo que está pasando allá afuera”.
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