Selección 2022

Mr. Morale & the Big Steppers

Agudizando su sentido crítico en general, Mr. Morale & the Big Steppers viene a cambiar los finales de todas las historias del hip hop, que no casualmente son como la mayoría de los finales de historias del mundo maldito: a pérdida. Es una obra que viene a quitarle épica a un tiempo que sin épica no respira y en ese gesto no pierde un gramo de su propia magnitud, más aún, quizás en ese gesto se hace obra maestra. Sí, otra vez lo hizo, pero podemos poner esta pieza al frente.

Hablar de un regreso de Kendrick es reduccionista e injusto, y no solo desde ese lugar común en el que podemos suspirar «nunca se fue», sino porque su obra siempre está diciendo. Aún en su más grave silencio, dice. En su más prolongada ausencia, está. Y estará. Kendrick nunca vuelve, nunca se va. Kendrick Lamar sucede en el siempre.

Motomami

En este álbum lo que ilumina y quema es que lo imprevisible todavía existe y no solo dice mejor, también es lo que es porque honra, algo que repite de sus discos anteriores, a las influencias. Lejos de desentenderse de quienes hicieron el trabajo duro antes y garronear glorias ajenas, Motomami agradece y sigue narrando desde donde otros se quedaron para dar fe de una historia en común, porque “las cosas son un esfuerzo colectivo”.

Dawn FM

Pura poesía rutera y caliente, un viaje analógico en un presente ultradigital y plástico que nos da mucho más que canciones bailables y melodías con presencia perdurable. De un tiempo largo ya a esta parte, el pop de The Weeknd es el pop de Hockney, el pop que traduce tan bien BoJack Horseman: «no hay nada más solitario que una fiesta». Salvo que en la fiesta tengas un amigo como Abel, que sabe de cuevas y cielos abiertos, y cómo hacer de cada uno una cápsula para sacarnos a bailar: bailar para redimirnos, no para distraernos ni para evadir, bailar para volver a sentir el cuerpo, tomar la ruta para salir no tanto de lugares fisicos, sino de los laberintos en los que nos ponemos o nos quieren poner. Bailar es la ruta y él la narra como un Virgilio montado en una bola de disco sin luces más que los destellos de la propia oscuridad cuando, al fin, la revelamos.

Grand Theft Auto: The Contract 

GTA Online fue el punto de partida para marcar un regreso épico. Técnicamente, estos temas aparecieron en los juegos a finales de 2021, pero apareció en todas las plataformas como EP —para desaparecer luego y quedar solo como singles— en la previa a la presentación histórica del Super Bowl. Pero lo tomaré caprichosamente como EP modelo 22. Primero, las participaciones esperables: Nipsey Hussle, Eminem, Snoop Dogg y Anderson Paak. Y que conste que lo esperable no le quita power. El carisma de estos tipazos y el romance que edifican con el productor saca sorpresa de las piedras. Segundo, Francia. Tercero, Rick Ross, Thurz, Cocoa Sarai y Ty Dolla $ign completan la plantilla. Un set de colaboraciones que honran el sonido más sensual del planeta y confirman que nadie lo cocina mejor que él, como buen padre del mismo que es. Dr. Dre se esmera en obstaculizar el acceso a sus trabajos y a los conceptos que enarbola cuando los piensa, es para diván más que para tratar acá, pero ahí va el tipo, con un talento extraordinario que no es tan solo eso, es don, es lenguaje puro y duro, ritmos que dicen y sonidos que muestran, una personalidad y visión que desde un imposible ocultamiento o distanciamiento sigue moviendo montañas.

BEFORE SHIT GOT WEIRD (SKIT)

Una elección simbólica que vale por la saga que sacó The Cool Kids el año pasado. Su lado B, o la noche que le llega a ese cielo celeste, es Baby Oil Staircase/Chillout. Dos trabajos que definen bien su viaje musical y cómo construyen desde ahí un legado cultural que no es abstracto, que no necesita de procesos ni demasiada rosca para llegar a destino. Favorecidos por una actualidad acartonada, en la que hay artistas que se disculpan si su humor hirió las formas epocales, con audiencias demandantes, de sí fácil a la habladuría y muy sordas al decir, bajo reglas que inundadaron la música de fórmulas , la resistencia de la cultura hip hop es clara: defender la narrativa y que esos plays nos lleguen como golpes para sacudirnos del «todo suena igual, todos están hablando lo mismo y no diciendo nada». Mientras algunos de nuestros monstruos favoritos apelan a complejizar lo conceptual de la cultura y edifican con narrativas que buscan ejercitar y humanizar nuestros sentidos frente a los algoritmos y los posicionamientos durmientes, The Cool Kids es la bandera del «nada grande se puede hacer con la tristeza». Con un humor absurdamente fino, barras lúdicas, sonidos clásicos y un salir al encuentro de colaboraciones que aporten valor y no precio, que abran caminos y no records, los muchachos de Chicago son una vacación mental entre la ofensa y la contraofensiva. Sabemos que hay abismo al final de estas elecciones, como decía Pac, hacemos lo que hacemos porque estamos vencidos pero es justo en ese punto que la cosa se vuelve rica, porque lo que nos define, en definitiva, es la elección de cómo enfrentar eso que se nos presenta inevitable y nos trasciende: de pie o regalados. A esa ecuación, los lanzamientos 2022 del dúo fantástico nos dicen de pie y riéndonos de la tragedia.

Ramona Park Broke My Heart

Esta preciosura empieza en el disco anterior del hermoso y enorme Vince Staples, el álbum que llevó su nombre. Ramona viene a funcionar como una especie de Illmatic tardío. Si Nas nos contaba en vivo y en directo lo que era la vida en las casas Queensbridge como un ejercicio de testimonio inevitable y desesperado, Staples vuelve a revisar la vida en Long Beach como un ejercicio de mantener los pies en la tierra (tierra santa y tierra gangsta al unísono, o más bien porque una cualidad es inevitable por la otra), aunque ahora su vida se configure en algún tipo de cima. Una cima que siempre él mantiene a una distancia respetable de ser tomada en serio, porque si hilamos fino, este disco es también un pequeño diccionario ilustrado de lo interesante que es siempre escucharlo hablar sobre cultura hip hop y escenarios sociales. Así, Ramona es un volver a un pasado que está demasiado presente (y en presente) y cerca (en él), una declaración lúcida y dramática sobre no perder de vista de donde se viene, no como una declaración de pertenencia en modo falsa lealtad, ni siquiera como una instrucción a la memoria, más bien, Staples recuerda, grafica, vivifica escenarios que gritan a los cuatro vientos: ey, somos esto, somos de acá, esto nos pasó, nos pasa y nos seguirá pasando aunque pongamos nuestras canciones en tus walkman y nos veas en propagandas de Calvin Klein. Ramona, entonces, también es un concepto de lo real y de lo perpetuo que solo transmuta en la orgánica propia del mundo: todo tiende a pudrirse, a vencerse. Salvo, claro, que haya intervenciones de diferentes tipos. Y si hay alguien con un posicionamiento político, social y cultural, con un olfato especial para describir sensibilidades y una inteligencia galopante, que sobresale generacional e intergeneracionalmente, y una poética interventora entre lo terrenal y divino que puede encender luces en las calles más oscuras, bueno, Vince Staples tiene todas las credenciales para plantar esa alarma y hacer virtud del apocalipsis inminente.


Ghetto Gods

Relaciones sostenidas en la escucha y en el amor, caminar tu ciudad para conocerla y defenderla, cuidar nuestros espacios seguros, no prescindir de lo divino. Las canciones de EarthGang dan siempre en el cora porque sale de sus cora directo, en crudo. Este disco reconfirma no solo el vuelo de sus poesías, sino que potencia lo genuino de un dúo que sabe qué decir, cómo, cuándo decirlo y lo más importante: a quiénes y por/con las razones correctas, que no son, porque no se trata de eso, ni buenas ni malas, sino las que responden a un propósito.
De archivo
1/ De Atlanta con amor
2/ Vengo a proponerles un sueño: Spilligion

Yessie

Jessie Reyez nos regaló un discazo con el silencio que todo duelo necesita, la curita divina para los cora rotos, el llanto abajo de la ducha/lluvia, el apretón al cuerpo como para marcar una frontera que no nos haga perder del todo ese pedazo de cora que, en verdad, ya se perdió.

More Black Superheroes

Bajo el manto santo de Eminem, el genial Westside Boogie volvió a hacerlo de forma maravillosa, con su crudeza y profundidad habituales. Sumergido siempre bajo la narrativa del amor en las realidades pandilleras, el chico de Compton nos cuenta sus complicaciones sentimentales y sin quererlo siembra revelaciones. En estos tiempos donde se quieren glorias sin pasar por desiertos, con la autocoronación a la orden del día y la «responsabilidad afectiva» como caballito de batalla para culpar el afuera/al otro, él advierte que no hay victoria sin enfrentar los demonios propios y ese conflicto —el verdadero «para siempre» (y no solo en las historias de amor)— requiere de lo que él ve como heroico para nuestros días y responde a la máxima expresión de Eros: resignarse a que siempre vamos a pérdida, en primer lugar, de toda idea de uno mismo.  
De archivo:
Romanticismo made in Compton

The Last Remnants

Amo que Che Noir se presente como MC en estos tiempos que meten todo adentro de una misma bolsa por el solo hecho de oír algo rapeado. Amo que se presente así porque es una MC con todas las letras y solo basta escucharla con atención para poder ver las abismales diferencias entre lo que es rapear y ser una *maestra de ceremonias*. Poesía, potencia y desfachatez, la obra de Che Noir es un in crescendo constante que acontece en un campo poco común de nuestra cultura actual: deja que su trabajo sea el que habla, dice y defina quién es. Claro, hay que tener mucho más que cadenas de hype para descansar tan tranquilamente en lo que uno hace/es, pero nuestra chica tiene más que suficiente en su historia no tan breve y reciente para callarse y que la pronunciación llegue sola. En el 2022 tuvo dos lanzamientos, este y Food For Thought, uno mejor que el otro, sin importar cual le gana a cual, simplemente se retroalimentan y ella crece y ganamos todos. Del espíritu a la forma, de la letra al verbo, de las entrañas del mejor hip hop del este a desdoblarse frente toda frontera que intente limitarla, Che Noir honra sus influencias y con flow valiente y paso firme busca que pronto le queden chicas para seguir haciendo la historia desde el mejor lugar posible: los márgenes. 

Legendaddy

Todo lo que es retirarse siendo el puto amo y repartiendo bendiciones para sellar los verdaderos caminos del reguetón (Una despedida: Ho visto Daddy Yankee)

Saturno

De pie, o de rodillas. En fin: aplausos y ovación. Rauw lleva el reguetón a otros niveles y se desafía gloriosamente a cubrir todas las necesidades de un disco espectacular y que firma su crecimiento sin techo ni fronteras. Bueno, la Motomami lo tiene bien influenciado y no es secreto que es ella quien lo impulsó a tomar clases de canto y a explorar cada vez más en la producción. Amor, crecimiento, inspiración, respeto por el arte, el chico de Carolina honra a la vieja escuela y se escapa de la gentrificación que ciertas culturas padecen en un presente que las abraza como nunca (con los brazos no invisibles del mercado). Saturno es puro corazón entre llamas sagradas y una oda a la cultura reguetonera como bandera de libertad. Un disco que si fuera hip hop, es decir, esto mismo pero en inglés y con firma de un afroestadounidense, estarían todos en modo devocional. Pero es latino, bien latino y tan atrevidamente latino que por momentos Rauw puede ser más The Weeknd que el mismísimo Abel. Blessed. 

Un verano sin ti

La verdad, quisiera que la música de Bad Bunny me guste tanto como me encanta él, que me parece un tipazo espectacular y una de las voces más lúcidas e interesantes. Este disco tiene muchas joyitas pero creo que le sobran canciones, hay desniveles, líricos y musicales, en los que me pierdo. Dicho esto, toda crítica se disuelve cuando llegamos a «El Apagón»: el posicionamiento político y cultural más importante de la era gentrificadora en la que estamos. «Ahora todos quieren ser latinos»: ok, Benito, tomá una Copa del Mundo y mi corazón para siempre.

Sr. Santos

La crudeza y los cojones de Arcángel para poner los puntos sobre las ies mientras te hace perrear hasta romperte las caderas. No es novedad que nadie lee mejor la escena y el momento que él. «Hay un futuro que se está construyendo solo con canciones de quince segundos, cantidades industriales de canciones de quince segundos, lanzamientos todo el tiempo de canciones de quince segundos que no dicen nada porque solo quieren las canciones para bailarlas en Tiktok», dijo en una entrevista hace unas semanas. Sr. Santos dura casi una hora, una hora en la que nunca no está diciendo ni provocando los ganchos preciosos para que sus invitados hagan lo suyo a la altura del anfitrión. Algunos cumplen en exceso, a otros les queda un poco grande la compartida, pero todos quedan aprobados en lo macro y el disco es uniforme en su excelencia y en su agresividad. Una hora de sopapear estos tiempos que creen que la historia empezó con cada uno y que solo se puede decir lo que se quiere escuchar. Y lo más hermoso es que nada de esto ocurre en modo viejo vinagre. Al clima cristal, Maravilla responde siendo la Maravilla porque quiere, porque puede y porque le resulta inevitable a su talento que funciona en el campo de la prédica, tan demoledora como soplo de vida.

Gemini Rights

Si Prince hubiera dicho «volveré y seré millones», en Steve Lacy encontramos una pizca de ese volver. Una pizca brutal, tan grooveramente maleducada y prostituida que honra aún más la suposición. Porque Lacy no se queda tranquilo en haber estudiado de pe a pa al superheroe de nuestras vidas (ni en lograr unos falsetes que rajan la tierra desde donde suenen hasta el pulmón de Mineápolis). Tampoco descansa en otro destino común de sus géneros dominantes, como puede ser Stevie Wonder. Con este disco, Lacy parece experimentarnos un sueño húmedo imposible: cómo se sentiría una colaboración entre esas eminencias funk, souleras, gospeleras con los Soulquarians y/o con la Solange de When I Get Home y su ser diosa-artista que todo lo que toca lo convierte en arte? Bueno, se sentiría Gemini Rights. Un rompecabezas perfecto de las corrientes musicales de los últimos 50 años a disposición de una relación rota. Un desamor que nos ayuda a gozar y deleitarnos de ese entramado musical, que cuande se hace tan bien, como lo hace Steve Lacy, es miel para el alma.

Superghetto

Buddy es garantía del sonido westero en su máxima expresión pero, a su vez, su inquietud lo lleva a probar proyectos y ampliar horizontes identitarios, lo que no siempre cubre las expectativas de lo que uno espera de él. Pero es en ese camino hambriento de desafíos y lejos del descanso en los laureles de la gloria alcanzada que se consolida su don artístico. Y es maravilloso cómo todas esas experiencias musicales, las acertadas y las fallidas, se suman a su ADN costero, a la expectativa del registro de Compton, a un carisma inconmesurable y un flow seductor para confluir siempre en discos excelentes. El combo se agranda con su poesía: lengua afilada, visión punzante, sensibilidad urbana y cero temor a un ejercicio crítico que se hace cargo de su parte y del anhelo de no querer perder su voz suave entre las tantas voces que afloran a los gritos. Buddy sabe que hay tesoros en su particular manera de compartir esas calles y esas historias millones de veces narradas, y a su vez, sabe que esas calles y esas historias no necesitan ni están realmente en el hype. El trabajo es duro pero viene siendo poderoso. En este punto, Superghetto es otro ladrillo valioso más en la edificación moderna del mejor amigo del hombre (corranse, perros): el g-funk.
De archivo: 
Buddy, tradición y frescura generacional

mangalica mink

Este disco es una obra de arte y con una producción de lujo, un juego de sutilezas que te envuelve a tal punto que te despega de toda circunstancia en la que estés. El respeto de Blvck Svm por la lírica aflora en cada barra: líneas que parecen compuestas desde los tesoros más profundos del lenguaje para construirse a sí mismas la sonoridad que su flow necesita. Un flow susurrante, consistente y sin respiro, que se acentúa por el peso de las palabras elegidas. Como un metaverso orgánico, hay capas y capas de sonidos que no tienen nada que ver con la música, sino con la intimidad entre su voz, las letras y una tercera dimensión que se genera entre eso y nuestro sentido de audición. Esta puesta poética y climática gana valor porque las bases funcionan como algodón para guardar y no invadir esa composición. Todo está en armonía y cuando menos te diste cuenta, pim pam pum, mangalica mink calló todas las voces de tu cabeza. 

Playlist de canciones favoritas del año

Así cerró la playlist que se inicia al principio de enero. Lo bueno y lo malo de esta lista es que se va haciendo a medida que salen. Cuando pertenecen a discazos hago tateti para que haya alguna canción como carta de representación, pero también hay temazos en discos no tan buenos, incluso en muy malos, así que a veces es solo eso: un rescate. Lo que me gusta es que por lo general, al final, las favoritas que elegimos en las primeras escuchas luego cambian, pero me gusta dejar la playlist fiel a ese primer toque.
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